Parolin es el candidato del que tanto se habla, pero es un pato cojo

La pre­ca­ria salud del papa Francisco ali­men­ta las con­je­tu­ras sobre un pró­xi­mo cón­cla­ve. Y el papel vica­rio asu­mi­do en este momen­to por el car­de­nal Pietro Parolin, de 70 años, secre­ta­rio de Estado, pare­ce con­ver­tir­lo en el hom­bre ideal para la tran­si­ción y la suce­sión, gra­cias al pru­den­te equi­li­brio que ha demo­stra­do en este difí­cil con­tex­to.

Nada más ilu­so­rio. Francisco nun­ca ha con­fia­do ple­na­men­te en Parolin, ni este pare­ce capaz de reu­nir entre los car­de­na­les la amplia con­fian­za nece­sa­ria para ser ele­gi­do.

Los con­tac­tos entre Parolin y Francisco son mucho más esca­sos y fríos de lo que se cree, inclu­so aho­ra, cuan­do su cola­bo­ra­ción sería más útil que nun­ca. Interrogado por los perio­di­stas unos días después del regre­so del papa del hospi­tal, el car­de­nal respon­dió que sabía poco o nada: “Por lo que sé, el Papa en este momen­to no ve a nadie, no reci­be y no ten­go más infor­ma­ción”.

Pero duran­te los días en que el Papa estu­vo hospi­ta­li­za­do en el Policlínico Gemelli, a Parolin le ocur­rió algo peor.

La pri­me­ra visi­ta del secre­ta­rio de Estado a Francisco esta­ba pre­vi­sta para el 19 de febre­ro. Sin embar­go, en su lugar, el Papa pre­fi­rió reci­bir a la pri­me­ra mini­stra ita­lia­na Giorgia Meloni, a quien le con­fió que sabía “que hay quie­nes rezan por mi muer­te”, pero que “el Señor de la mies ha deci­di­do dejar­me aquí”.

La pri­me­ra audien­cia que Francisco con­ce­dió a Parolin fue el 24 de febre­ro, pero con la con­di­ción de que estu­vie­ra acom­paña­do por su “susti­tu­to”, Edgar Peña Parra, mucho más cer­ca­no al Pontífice.

Lo mismo ocur­rió el 2 de mar­zo, dos días después de que el Papa sufrie­ra su peor cri­sis respi­ra­to­ria. Pero esta vez, Francisco dejó a Parolin fue­ra de la puer­ta, per­mi­tien­do solo la entra­da a Peña Parra.

El 9 de mar­zo, ambos fue­ron reci­bi­dos por el Papa. Y, después, nin­gún encuen­tro más con Parolin hasta el 7 de abril, quin­ce días después del regre­so de Francisco al Vaticano, el 23 mar­zo.

Poco antes de su hospi­ta­li­za­ción, otro desai­re del papa hacia Parolin ocur­rió el 6 de febre­ro, cuan­do exten­dió inde­fi­ni­da­men­te el man­da­to del nona­ge­na­rio car­de­nal Giovanni Battista Re como deca­no del Colegio Cardenalicio, a pesar de haber cum­pli­do su pla­zo. Este pue­sto es cla­ve, pues super­vi­sa el pre­cón­cla­ve y el cón­cla­ve, y Parolin tenía todas las cre­den­cia­les para ser ele­gi­do como nue­vo deca­no por el cír­cu­lo restrin­gi­do de “car­de­na­les obi­spos” con facul­tad de deci­sión, del cual él mismo for­ma par­te. Pero evi­den­te­men­te, Francisco no quie­re que Parolin gobier­ne su suce­sión.

En rea­li­dad, Parolin siem­pre ha teni­do que sufrir más que cola­bo­rar con el pon­ti­fi­ca­do de Francisco. Excluido ini­cial­men­te del redu­ci­do gru­po de car­de­na­les ase­so­res (el lla­ma­do C9), ha visto cómo los pode­res de la Secretaría de Estado se ero­sio­na­ban año tras año, hasta per­der inclu­so el con­trol de sus finan­zas. Sin men­cio­nar la pési­ma repu­ta­ción que le dejó el pro­ce­so vati­ca­no por la com­pra negli­gen­te de un pala­cio en Londres (Sloane Avenue), don­de, aun­que no fue acu­sa­do, que­dó en evi­den­cia su inca­pa­ci­dad para gestio­nar la maqui­na­ria de la Secretaría de Estado.

En cuan­to a la polí­ti­ca inter­na­cio­nal, cam­po prin­ci­pal de acción de la Secretaría, Francisco siem­pre ha pre­fe­ri­do actuar por su cuen­ta, a menu­do con el apoyo de la Comunidad de San Egidio, sin que ni Parolin ni su “mini­stro de exte­rio­res”, Paul R. Gallagher, logra­ran fre­nar —si es que lo inten­ta­ron— deci­sio­nes papa­les de las que a menu­do ni siquie­ra eran infor­ma­dos.

El úni­co éxi­to de la diplo­ma­cia vati­ca­na en los últi­mos doce años fue el acuer­do entre Estados Unidos y Cuba en 2014, nego­cia­do con media­ción de la Santa Sede antes de que Parolin comen­za­se como secre­ta­rio de Estado. Un éxi­to, por cier­to, empaña­do por el poste­rior via­je del Papa a Cuba, don­de omi­tió cual­quier gesto de apoyo a los opo­si­to­res del régi­men castri­sta.

China es el mayor pun­to débil. Parolin tra­ba­jó desde 1996 en un acuer­do con Vietnam sobre la desi­gna­ción de obi­spos, don­de el Papa eli­ge y las auto­ri­da­des loca­les aprue­ban o recha­zan. Pero con China, el acuer­do de 2018 invir­tió las prio­ri­da­des: Pekín eli­ge, y el Papa solo pue­de rati­fi­car o no, aun­que en la prác­ti­ca se ve obli­ga­do a acep­tar inclu­so nom­bra­mien­tos impue­stos sin con­sul­ta, como el del obi­spo de Shanghai en 2023, un hom­bre del régi­men.

Parolin reco­no­ció en ene­ro pasa­do que “a veces tam­bién hay cier­to retro­ce­so” en la imple­men­ta­ción del acuer­do. Pero no es sor­pren­den­te que el crí­ti­co más auto­ri­za­do e indo­ma­ble del régi­men per­se­cu­to­rio chi­no, el car­de­nal de Hong Kong Joseph Zen Zekiun, de 93 años, arre­sta­do el 11 de mayo de 2022, lue­go libe­ra­do bajo fian­za, con­de­na­do a una mul­ta y toda­vía bajo inve­sti­ga­ción por vio­la­ción de la segu­ri­dad nacio­nal, iden­ti­fi­que al Secretario de Estado como el respon­sa­ble de imple­men­tar ese acuer­do de la soga, en obe­dien­cia al Papa que en sep­tiem­bre de 2020 inclu­so se negó a reu­nir­se con Zen, quien cor­rió en vano a Roma para con­tar­le su aflic­ción y la de muchos cató­li­cos chi­nos.

En Latinoamérica, Nicaragua es otro fra­ca­so de la diplo­ma­cia vati­ca­na, con expul­sio­nes de sacer­do­tes, arre­stos (como el del obi­spo de Matagalpa, con­de­na­do a 26 años y lue­go exi­lia­do) y un nun­cio expul­sa­do por el régi­men de Ortega.

Tampoco hay cohe­ren­cia en la postu­ra ante la guer­ra en Ucrania, don­de Francisco, la Secretaría de Estado y San Egidio han mostra­do líneas diver­gen­tes, dejan­do a la Iglesia en un papel con­fu­so e irre­le­van­te. Lo mismo ocur­re en Medio Oriente, don­de la Santa Sede ha que­da­do mar­gi­na­da, acer­cán­do­se impru­den­te­men­te a acto­res como Rusia e Irán.

En defi­ni­ti­va, Parolin no pasa­rá a la histo­ria como un gran estra­te­ga geo­po­lí­ti­co de la Iglesia. Será recor­da­do, en todo caso, como un páli­do imi­ta­dor de la Ostpolitik de su mae­stro, el car­de­nal Agostino Casaroli (años 60–70).

De Casaroli y su polí­ti­ca de “apa­ci­gua­mien­to” con la URSS se elo­gia el “mar­ti­rio de la pacien­cia”. Pero el ver­da­de­ro héroe de la caí­da del impe­rio sovié­ti­co fue Juan Pablo II, a quien iró­ni­ca­men­te le tocó a Parolin home­na­jear el 2 de abril pasa­do, en el vigé­si­mo ani­ver­sa­rio de su muer­te.

Benedicto XVI tam­po­co fue con­de­scen­dien­te con la Ostpolitik: en su últi­mo libro-entrevista, dijo que “la polí­ti­ca de Casaroli, aun­que bie­nin­ten­cio­na­da, fra­ca­só”.

En el cole­gio car­de­na­li­cio, una crí­ti­ca dura y explí­ci­ta a este enfo­que diplo­má­ti­co de Parolin fue expre­sa­da recien­te­men­te por Dominik Duka, de 81 años, domi­ni­co, pre­sti­gio­so teó­lo­go y arzo­bi­spo de Praga entre 2010 y 2022, que pagó inclu­so con la cár­cel el pre­cio de la opre­sión comu­ni­sta.

Además, un can­di­da­to a obi­spo de Roma debe ser, ante todo, un pastor de almas, un ter­re­no don­de Parolin nun­ca ha desta­ca­do, care­cien­do de expe­rien­cia al fren­te de una dió­ce­sis tras una vida dedi­ca­da solo a la diplo­ma­cia vati­ca­na.

En el Sínodo sobre la Familia (2014–2015), Parolin se ali­neó con los inno­va­do­res y tra­ba­jó para dar base canó­ni­ca a la comu­nión de divor­cia­dos vuel­tos a casar, ini­cial­men­te per­mi­ti­da por Francisco solo en una ambi­gua nota al pie que lue­go dijo “no recor­dar”.

En otras oca­sio­nes, inclu­so ha insi­nua­do la posi­bi­li­dad de un cle­ro casa­do en la Iglesia lati­na, ganán­do­se sim­pa­tías en el ala pro­gre­si­sta del Colegio Cardenalicio.

Pero a los car­de­na­les que lo son­dean como “papa­ble”, él siem­pre respon­de que no, que ni lo con­si­de­ra, que su úni­co sueño es reti­rar­se a una vida sen­cil­la como sacer­do­te en el cam­po véne­to.

Y no hay moti­vo para dudar de su sin­ce­ri­dad.

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Sandro Magister ha sido fir­ma histó­ri­ca, como vati­ca­ni­sta, del sema­na­rio “L’Espresso”.
Los últi­mos artí­cu­los en español de su blog Settimo Cielo están en esta pági­na.
Todos los artí­cu­los de su blog Settimo Cielo están dispo­ni­bles en español desde 2017 hasta hoy.
También el índi­ce com­ple­to de todos los artí­cu­los en español, desde 2006 a 2016,

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